La tierra prometida

New Lanark fue un lugar donde la sociedad era trabajadora, productiva y feliz; precursores de una economía social colocaron al humano en el centro de todos sus esfuerzos.

Esta es la historia de un sueño cumplido. En un pequeño pueblo de Escocia a mediados del siglo XIX, se creó una ciudad industrial. Lo que la hacía diferente era una cosa: colocaba al trabajador en el centro de todos los esfuerzos.

El sueño contaba con un humanista para volverlo posible: Robert Owen, quien merece su historia aparte, porque hoy hablaremos del pueblo que fundó: New Lanark. Para Robert Owen la mejor forma que podía adoptar una comunidad, era la de cooperativa, por ello creó una sociedad utópica en un pequeño pueblo dedicado a la industria textil.

Robert Owen logró consumar su sueño de una sociedad más justa con New Lanark.

Adelantado a su época, proponía crear una vida de completa igualdad en cuanto a los salarios, prohibir el trabajo de los menores de edad para que estos se dedicaran a los estudios con un innovador sistema de escolaridad donde estaban prohibidos los castigos y se impartían asignaturas como música, arte, naturaleza e historia.

La sociedad utópica fue posible debido al crecimiento de la industria del algodón, y a que los trabajadores se mostraban satisfechos con las prestaciones y derechos con los que contaban, lo que representaba una mayor y mejor producción.

Este modelo de bienestar social en una pueblo con apenas 2 mil 500 habitantes para 1820, tuvo eco por toda Europa, por lo que fue motivo de estudio y reconocimiento por parte de aristócratas y líderes políticos de aquel entonces.

Situado a orillas de un río, aprovechaban los recursos naturales, pero también se preocupaban por las buenas prácticas ambientales. Todos los residentes del pueblo contaban con atención médica gratuita, un fondo de enfermedad y una caja de ahorros.

Contaban también con una tienda de comestibles en el pueblo a precios muy asequibles. La jornada laboral se estableció de no más de diez horas diarias, aunque esto ahora parezca que sigue siendo demasiado, en su momento fue una considerable reducción.

La tierra prometida trajo bienestar a sus habitantes durante un par de generaciones, luego de que la industria textil decaería, lo que resultó en la migración de sus habitantes.

Pero esto no significó el fin del sueño, fue solo el principio. Las ideas de Owen ya eran imposibles de detener, y algunos trabajadores que lo conocían y sabían del modelo económico que planteaba, las llevaron a lo que hoy conocemos como “Los Pioneros de Roschdale”,  creadores de la cooperativa de consumo que fundó los valores y principios que hoy rigen a las cooperativas en el mundo.

New Lanark es hoy una ciudad Patrimonio de la Unesco, parte importante de las actividades turísticas en Escocia, con muchos elementos de la vida en el siglo XIX que aún se preservan, como su legado, el cual los cooperativistas buscamos mantener vivo en nuestra propia tierra prometida.

Su arquitectura y preservación la convierten en un punto turístico importante en Escocia.

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