Ahora bien, el trabajo es, no uno, sino “el” medio, tanto para el desarrollo personal cuanto colectivo para alcanzar una vida digna y capaz de colaborar en la construcción de una economía personal, familiar y social libre y segura.
La suplencia del trabajo por la limosna, ni es digno para la persona porque la rebaja a condición de dependiente, ni construye una sociedad justa porque mantiene una carga y rémora social que delata la injusticia de un crecimiento irracional del ser humano que nació para ser fundamentalmente libre y solidario. Por eso decimos que está equivocada la visión de una economía basada en disminuir puestos de trabajo para bajar costos de producción porque “dejar de invertir en las personas para obtener un mayor rédito inmediato es muy mal negocio para la sociedad”. Laudato si, 128.
Concluye el Papa Francisco:
“Es preciso promover una economía que favorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial, por ejemplo hay una gran variedad de sistemas alimentarios campesinos y de pequeña escala que sigue alimentando a la mayor parte de la población mundial” Así conseguimos “la creación de puestos de trabajo, parte ineludible de su servicio al bien común”
Laudato si, núm, 128-129