Manuel Velázquez Hernández escribió los primeros estatutos de las cajas populares, un texto al que llamarían ‘el Folleto Amarillo’ y, entre los libros que sí firmó, -pues decidió no reclamar autoría de gran parte de su legado escrito-, y que son un gran referente obligado para comprender la raíz de las cooperativas de ahorro y préstamo se encuentran “Las cajas populares y la utopía del Padre Velázquez” y “Pedro Velázquez, apóstol de la justicia”.
Sacerdote perteneciente a la acción social de la Iglesia Católica y maestro en sociología por la Universidad Católica de Washington, inscribe su nombre en la historia del cooperativismo al comprender con muchos años de antelación que la inclusión financiera provocaba un cambio positivo en la vida de las personas y sus comunidades.
Entre 1950 y 1951, con 28 años de edad, viaja al extremo este de Canadá en Antigonish, y estudia sobre el modelo cooperativo. Se interesa por las caisses populaires (cajas populares), adapta y replica junto a otros la idea en México.
Hoy millones de mexicanos son socios de alguna de las cajas populares autorizadas que contribuyen a reducir las aún marcadas brechas sociales y económicas.
A 72 años de inicio, Caja Popular Mexicana es el referente del trabajo que Manuel Velázquez junto con varios valiosos mexicanos comenzaron para ayudar a los mexicanos a buscar una mejor calidad de vida.
La Cámara de Diputados le entregó en Sesión Solemne la Medalla al Mérito Cooperativista y la Economía en 2013. Desde la máxima tribuna del país Manuel Velázquez Hernández declaró:
“El héroe de esta historia ha sido el pueblo pobre que captó la idea”