Somos conscientes, pues, de que el planeta está en nuestras manos, pero no queremos ser consecuentes con la verdad de que los derechos y las obligaciones son correspondientes.
El planeta, agua, aire, tierra y sol están en nuestras manos, es decir, los humanos decidimos cómo los usamos o abusamos de ellos. Allá, a niveles de autoridades civiles o financieras e industriales superiores, pueden y deben analizar la información, verificar los datos para tomar las decisiones prudentes y promulgar las leyes adecuadas, pero nosotros los ciudadanos “de a pié” debemos hacer lo propio, y en casa porque el ambiente natural está lleno de heridas causadas por nuestro comportamiento irresponsable producido por las falsas ideas de que somos libres sin límites y de que el capital no tiene responsabilidad social.
Somos conscientes, pues, de que el planeta está en nuestras manos, pero no queremos ser consecuentes con la verdad de que los derechos y las obligaciones son correspondientes.